miércoles, 6 de junio de 2012

¡ESOS SANTOS ME ASUSTAN!

Por: Raúl Mondragón

Me crié en un hogar, que profesaba  el catolicismo, así que de manera irregular asistíamos a la iglesia, especialmente a la “misa”. Aparte de ese sentimiento de tedio que casi a todo niño le produce estar sentado durante más de 15 minutos, guardando silencio; lo más relevante para mí eran las figuras de los “santos”, que en realidad me aterraban.

Todavía recuerdo esas figuras de tamaño natural o superiores a un metro; que con sus expresiones de dolor y sufrimiento mantenían siempre en mí un estado de alerta, porque parecían cobrar vida, y en cualquier momento bajarían de su pedestal. Me moviera a donde me moviera, no podía apartar su mirada de mí, no podía escapar,  ¡solo a mí se me ocurría meterme en el cubil del bien!

En esos momentos, sinceramente creía que las advertencias de mi madre y abuela, se hacían realidad, y en mi mente resonaban sus fatídicas palabras: “¡Dios te está viendo y si no te portas bien te castigara!”. Así que (imaginaba) todo lo que ocurría, era el cumplimiento... y Dios estaba enviando a sus emisarios “los santos” a vigilarme y darme mi merecido por portarme mal.

¿Quiénes son  esos Santos?
Evidentemente ahora entiendo que en nuestro medio cristiano (adventista), la palabra “santo”, tiene el sentido de “apartar”; y que la idea de “santos”, es un grupo de gente apartada para el Señor y Su reino. Y comprendo que Bíblicamente hablando, los “santos” son el cuerpo de Cristo, los cristianos, la iglesia; es decir que todo cristiano es considerado santo. (1 Corintios 1:2).

Sin embargo hoy con el pasar de los años,  también dentro del movimiento adventista cristiano, toda esta imaginación infantil y gran temor, se transforma por tristeza, en una realidad; porque existen "otros santos", aunque  ya no son de yeso o madera, me siguen aterrorizando. Y cual emisarios, siguen con  gestos de amargura y tristeza,( porque algunos creen que entre más cara de sufrimiento ponen, mas espirituales y santos se vuelven) también bajan de su pedestal de legalismo, para reprender a cualquiera que ose manifestar, que solo la gracia y la dependencia por fe en Cristo Jesús bastan para la salvación.

Son aquellos que supervisan que todos cumplan la reglas y normas cristianas; vigilan quien se porta bien y quien mal; quien escucha la música que a Dios le agrada (según ellos) y quien no; quien participa en la “obra misionera” y quien no, etc. Generalmente viven amargados y autoevaluándose, preocupados por el que dirán y son quisquillosos e intolerantes, como un ejemplo vivo de fariseos modernos. Son los que por medio del esfuerzo buscan merecer la salvación y mejorar su carácter. [1] Se proclaman portavoces de Dios y son fervientes defensores de la verdad, y han decidido vivir bajo  la teología del perfecionismo.

El Perfecionismo.
En realidad no es nada nuevo, el perfeccionismo ha sido un problema para la fe cristiana a través de los siglos. Durante los primeros siglos del cristianismo hubo grupos de cristianos que se retiraban a lugares desérticos y apartados, con el propósito de evitar la contaminación del mundo. Allí construyeron conventos donde practicaban ayunos rigurosos para mortificar las inclinaciones del cuerpo. Tenían la reputación de ser “santos”, y buscaban la perfección para ser dignos de entrar en el cielo.

También en las filas adventistas se ha asomado el perfeccionismo, han surgido grupos que enseñan que es necesario vivir sin pecado en este mundo para poder aspirar al cielo. Pretenden apoyarse en las Escrituras y en el ejemplo personal de Jesús. Nos recuerdan que sin “la santidad (...) nadie verá al Señor” (Heb 12: 14). Citan las palabras del Señor “Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto” (Mat. 5: 48).

Pero ¿De qué está hablando Jesús en este versículo? En principio la palabra griega usada ahí,  es τελειο  que significa: Alcanzar madurez o completo [2]. Tendríamos entonces una tradución  como esta: “Por tanto, sean completos... Aunque muchas Biblias han traducido "perfecto";  la misma palabra en otros pasajes paralelos, como en  1Corintios 14:20, (RV60); Filipenses 3:15, Colosenses 4:12,  y aún en Santiago 1:4; 3:2 ( versión aramea Peshita), se traduce como "maduros". [3]

En segundo lugar; la idea original, supone un fin o meta. Sin embargo en el contexto inmediato, esta frase, es la conclusión  del Sermón del Monte; en donde existen declaraciones tales como: “Oíste que fue dicho (…) pero yo os digo”; reiterativamente (Mateo 5:21-44); es decir en esta fórmula,  se percibe una exhortación de ir más allá de lo conocido (teoría) e ir a la praxis (practico). Es una invitación a “hacer lo que Dios es capaz de hacer”. Un ejemplo de esto, lo encontramos, incluso en la invitación que  Jesús le hace al joven rico, en donde se emplea la palabra “τελειο” : “ Jesús le dijo: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”. (Mateo 19:21)

Por último la palabra τελειο , está en futuro,  y habla de “llegar a ser completo” (promesa). No es un imperativo. Por lo tanto no es un mandato a dejar de ser pecadores; si no a triunfar; porque cada promesa y mandato es una habilitación. Tampoco en ser “perfecto” en el sentido del absoluto de Dios; porque esto obviamente es imposible. (Job 11:7-9).

Sed Perfectos
También, esta teología se apoya en las palabras de Elena G White:

“Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos” [4]

En este pensamiento hay algo interesante,porque esta  casi al final del capítulo, que  justamente se titula, “El desarrollo de la vida”, en otras palabras “El crecimiento cristiano” y destaca elementos básicos en este desarrollo y lo ilustra con las respuestas que suscito "La parábola del Sembrador" (Marcos  4: 26  al  29). Se pueden destacar los siguientes principios:

1. Al depender constantemente de Cristo como nuestro Salvador personal, creceremos en él. 

2. El cristiano está en el mundo como representante de Cristo, para la salvación de otras almas. A medida que recibimos el Espíritu de Cristo  - el espíritu de amor desinteresado y de trabajo por otros -, iremos creciendo y dando frutos. (Gálatas  5: 22, 23 ). Las palabras del Dr. Miguel Angel Núñez resumen esta idea extraordinariamente:

“La perfección solamente puede entenderse bien desde el punto de vista del amor, que es la manera de ser de Dios. De lo contrario, resulta un ideal de virtud”.[5]

3. La santificación es la obra de toda la vida. Al ser parte del proceso de la salvación, depende de Dios, no de nosotros, no estamos solos. (Filp. 1:6)

Conclusión
Estos santos que me asustan, no han entendido que la santidad bíblica y la perfección no significan perfección absoluta, sino “crecimiento cristiano”; y en la vida cristiana nunca nos graduamos. Siempre estamos en crecimiento. Es un desafío a que avancemos y crezcamos; “copiando” o imitando a Jesús el modelo (encarnado), al cual nunca igualaremos. Considero que por la eternidad  será nuestro modelo y nunca llegaremos a igualarlo, pensar que si lo haremos nos convertiría en Dioses.

Los cristianos son santos, en virtud de su unión con Jesucristo. Son llamados a ser santos, para que permitan que paulatinamente su vida se ajuste cada vez más a su posición en Cristo; el carácter de Cristo que se requiere, es su bondad hacia el necesitado y doliente. No requiere esfuerzo, sino confianza y dependencia en lo que Cristo hace.

Fotografías: Gerardo Gutierrez Hernandez


Referencias y Bibliografía

[1] Hay tres referencias que aluden al carácter de los santos; (Romanos 16:2) “(Efesios 4:12) “(Efesios 5:3).

[2] Diccionario Strong.

[3]La misma palabra aparece unas 20 veces en el Nuevo Testamento. En algunos pasajes la palabra “perfeto o τελειοs. 

[4] Elena G. de White, Palabras de Vida del Gran Maestro, Asociasión Publicadora Interamericana, Miami, FL, 1989,47

[5] http://users.bible.org/blogs/miguelanp/crecer_en_cristo

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