Nota (Raúl Mondragón): Angustiado y profundamente
conmovido, por la sociedad en la que vivimos, pero al mismo tiempo, con una
mirada asertiva; un buen amigo Gonzalo Hoyuela,
escribió esta prosa narrativa, casi poética; de su particular interpretación de
Proverbios 22:6. Soy un convencido de que valen la pena las buenas ideas y hay
que preservarlas.
Si pudiera dedicar la
presente, seria a todo cristiano (me disculpo por tal osadía y atrevimiento). Es
mi anhelo, que tanto los padres como los hijos; se brindaran disculpas por no haber atendido los sabios
consejos contenido en la Palabra de Dios ; y por el contrario haberse vuelto
meros repetidores de citas Bíblicas, sin ver en ellos a un Padre amante y
misericordioso, a decir Dios mismo.
INSTRUYE AL NIÑO, Y AL ADULTO
(Gonzalo Hoyuela)
“Instruye
al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”
Provervios 22:6 (RV60)
¡Madre!, ¡Padre! ¿Qué
están dispuestos a dar o hacer por su hijo?¨Veamos…
Usted lo acuno en sus
brazos y las fibras más íntimas de su ser se sacudieron por un cumulo de
sensaciones, que despertaron los más bellos sentimientos, que hasta ahora fuese
capaz de albergar y en consecuencia hace mil reflexiones; algunas de ella son:
¡Que es sangre de su
sangre!- la parte más delicada de usted mismo-
¡Que es un milagro!-
Dios le otorgo el don de procrearlo y eso es maravilloso-
¡Que es hermoso! –El
brillo de sus ojos, el color de su piel, la perfección de sus dedos… todo él
refleja salud-
¡Que es su
responsabilidad! -El crio se ve tan indefenso. Pero usted lo defenderá con uñas
y con dientes; como defiende a sus cachorros la pantera-
Y trabajara como loco,
para que no le falte el pan de cada día, ni el vestido que cubra su desnudez,
ni el techo que le dará sombra cuando el sol anuncie el medio día, ni el calor
del fogón, en el invierno crudo; y nada ni nadie se lo arrebatara; para su hijo no hay ni
habrá demencia, juicio, ni violencia. No
habrá vicio, únicamente escuela, amar solo a Dios… solo idilio.
Y así con él en sus
brazos se llena de expectativas… El angelito ¡será doctor ¡ no…no que sea
ingeniero, ante todo¡ un hombre de provecho!, buen hijo, buen esposo, mejor
padre; que yo le daré buen ejemplo.
Y el chicuelo crece,
crece y crece, dependiendo totalmente de usted padre, de usted madre ¡Que
familia, que felicidad! Él quiere saber, el pregunta, pregunta y pregunta; que
en casa tiene dos sabios, dos científicos, dos magos, dos gigantes que todo lo
saben, todo lo resuelven, todo lo pueden…
¡papa trabaja como mula! Hay que hacer ahorros;
los días vuelan y vendrá el cumpleaños. El pequeño será feliz, a la vista de las
serpentinas, de la piñata, al sabor de los postres y rico pastel ¡Que dulces!,
con música, payaso, colores y todo…!ah es tan bueno!... que Santa Claus lo
colmara de juguetes al terminar el año, y mama de caricias, besos y lo cuida de los
extraños,…!Que no lo atropelle un carro!, ¡hay que abrigarlo! Que no pesque un
catarro. Su ropa muy limpia, su cama olorosa, su cuarto bien arreglado, ha de
comer suficiente, Tiene que estar preparado para enfrentar la vida… bueno la
vida, es cosa de juego, pero hay que hacerlo bien.
Termina una etapa. ¡Hay
que ir a la escuela! Y a celebrar en casa progreso y adelanto... ¡qué
maravilla! El niño es un genio, buen futuro le espera. El platica sus cosas
cuando viene de fuera, usted le ayuda con su tarea; hoy peleo en el recreo, ¡es
natural!, además él no tiene la culpa, sus compañeros son gente de mal, ¿la
maestra? No entiende comete injusticia.
Pasan los años avanza
en los grados, ¡otra etapa!, ¡otras preguntas!; ahora las respuestas no son precisas,
no satisfacen; son reflexiones antiguas. Los padres son “otra onda”, se terminó
la magia, son criterios enjutos, ¿el mozalbete? Es un sabio moderno, actualizado científico,
él es el mago que todo, todo como por arte de magia, todo resuelve… ¡Es de los
grandes! Que todo lo pueden. Él puede llegar tarde sin que nada le pase ¿porque
tantos regaños?
¡Es tiempo de fiestas!,
de amigos, de bailes, de licor, de novias, de amantes. Ya no platica sus cosas
cuando viene de fuera ¿para qué? No las entienden, son cosas de adulto, que ruborizan, que agreden, que
ofenden. ¡No necesita le ayuden con la tarea ¿y cómo?, si no saben; y por si
fuera poco, puede sin estudiar pasar el examen. Se suceden los ciclos y… ¡El joven reprueba! Debe
tantas, tantas materias, que abandona la escuela. De la familia no quiere saber
nada; los tíos ¡metiches! La abuela ¡demente! En las casas vecinas ¿no tienen
que nada qué hacer? Los viejos amigos no se deben meter.
Sus ojos se tornan
huidizos, sucios, sombríos. Su piel macilenta. Ha perdido los bríos al andar.
¡Siempre a la defensiva!, siempre en estado de alerta. A veces come mucho, a veces
no quiere comer, se afectó su metabolismo, se alteró su proceder, y ustedes han
caído en cuenta, que en grado superlativo algo anda mal y no saben qué hacer. Suprimió
las reglas de la cortesía, se acabaron los “gracias y los con permiso”; ya no
se sienta a la mesa. Su cuarto otrora limpio, hoy es su madriguera; ahí come,
duerme y entre malos olores y la vista perdida, “repasa los misterios que
encierra su mente”
Papa sigue trabajando
como mula; ya no compra piñatas, no contrata payasos, no gasta en juguetes.
Ahora paga las multas, los abogados y cubre las cuentas, que su vástago; aquel
que era su crio indefenso. Pero en estas condiciones no lo pudieron defender
con uñas y con dientes como defiende a sus cachorros la pantera; aun hay pan,
vestido, fogón y techo para el hijo amado, pero eso a él no le interesa, es
presa de una enfermedad artera.
La una, las dos, las
tres de la mañana, ¡qué frio! Frio en la calle y frio en el corazón ¿dónde estará?
¿Por qué no llega al tibio abrigo, del dulce afecto de sus padres?; ¡Maligna visión!:, ¡Esta herido:
desangrándose, la cabeza destrozada! ¡No! No se puede más; mama queda en casa
orando a Dios, pidiendo la misericordia divina; papa se arroja a las negras
calles de la noche a buscar lo que ha perdido ¿Por dónde empezar? ¡Los separos de la policía!
¡No!... ahí no va a estar, ¿en una fiesta quizá? ¡Ahí viene! Gracias a Dios, ¡no
es!; pero si camina igual…el pelo, y esa camisa. ¡A la cruz roja, a los
hospitales!, uno a uno y nada; y entonces llega muy fresco en estado
inconveniente, casi al despuntar el alba.
Ya no pregunta, ahora
miente, miente y miente. ¡Desapareció la grabadora!-la tiene un pariente-. Se perdió una herramienta.
–la lleve para un trabajo urgente-. No encuentro el dinero.-Estara en el cesto.
¡No están los candiles, los perfumes, las joyas, los adornos, hasta los zapatos
nuevos! Para todo hay respuesta, respuestas incongruentes; que en casa tiene
dos necios, un par de tacaños, que nunca, nuca le dieron lo suficiente.
Porque la vida no es
cosa de juego, es algo muy serio.
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