jueves, 19 de enero de 2012

DEL FOLKLOR RELIGIOSO, A LA VERDAD

Por: Raúl Mondragón P.


Para cada cultura y país, es muy importante su folklor y casi toda la gente parece preocuparse por él mismo.

Seguramente vendrá a su consideración, el canto, música y comida típica. Sin embargo el verdadero significado de la palabra, va más allá. Folklor es toda costumbre que se transmite de generación en generación, adaptada y modelada por el medio ambiente en que vive la gente; se puede entender con esto que, es toda la vivencia de un pueblo.


Suena como algo para sentirse orgulloso ¿verdad? Por ejemplo yo soy nativo de la Ciudad de México (D.F.), y mi ego se inflama, cada vez que recuerdo a esa “mujer barbuda del circo” [1]  - como se refiere a ella Juan Villoro-; que muy a pesar de parecer monstruosa, el morbo y la fascinación a ella me mantiene (como a muchos capitalinos) unido por el cordón umbilical; con ese territorio de la torta de tamal, los tlacoyos, los viajes en metro- por esa ciudad subterránea alterna-, los pintorescos merengueros, los barrios , las colonias, los museos , el arte de las calles, y aun la fascinación por el defecto: los policías corruptos, los reportajes sobre la contaminación (que estimulo otra especie de raza nativa: los IMECAS [2] ), la inseguridad, los temblores, las amenazas intestinales y el incierto folklor de nuestras salsas, etc.  Sin embargo, la pregunta es ¿sera igual para los cristianos; es decir estar "atado" a sus tradiciones y sentirse orgulloso?

Folklor religioso "cristiano"  
La transferencia de las usanzas que los “cristianos” tenemos, son incontables; y no me refiero a aquellas que son abiertamente polémicas como la Navidad (por citar un ejemplo); me refiero a esas que nadie discute como: La presentación de niños, el horario de los cultos y las mismas frases que, resuenan en cientos de hogares “cristianos” como: “Pídele a Dios que te de un novio o esposo (a)” Dios siempre es fiel con sus hijos, “Nos vemos mañana, Si Dios quiere”, “Dios ayúdame a encontrar casa”, Señor dame una señal, etc. En fin la lista es interminable.

Por lo tanto en el cristianismo también  lo encontramos, por evidentes razones (somos seres sociales), entretejido en nuestra forma de vida. Sin embargo, en honor a la verdad, en cuantas ocasiones, durante todas las épocas“la tradición” y los conceptos mal fundados, han llevado al cristianismo a vivir más cercano al folklor que al Dios viviente y a su Palabra. Esto no es para sentirse en absoluto orgulloso.

Más allá de estar de acuerdo o no con este folklor religioso cristiano; la verdadera pregunta es ¿de dónde nace? No me atrevo a emitir un juicio de valores, ni dar la última palabra, porque creo que aún necesito aprender y mucho; no soy un erudito, solo intento poner en claro algunos principios que se plantearan más adelante.

Pídele a Dios
El motivo de mi reflexión es justamente la frase “Dios ayúdame a encontrar casa”. Para ser honesto, lo escuche de un Pastor adventista y, me sorprendió mucho, ya que se trata de alguien que “aparentemente” lee la palabra de Dios y es líder en su congregación. El hecho de que la mencione, se debe, evidentemente a un mal enfoque de la oración, y por ende se perciben tangencialmente otros asuntos como: una mala comprensión del carácter de Dios y en definitiva una inexacta interpretación de su Palabra.
En este orden de ideas, comenzare con la oración:

Tristemente “El folklor religioso” ha hecho de la oración, un acto de solo “pedir”. Honestamente al “pedirle a Dios” casa, novio, auto o una señal.; se asume una actitud irresponsable e inconsciente, ya que se anula toda decisión personal, dejándole a Dios toda la responsabilidad de la decisión; si en si misma resulta una idea bizarra, pensar en un Dios proveedor, mucho más terrible resulta olvidar el principio básico de la oración: la relación estrecha entre Dios y sus hijos.

La oración es un acto de confidencia, como abrir el corazón a un amigo para contarle nuestras perplejidades, no porque él las desconozca, sino porque nos hace bien saber que alguien nos escucha. Elena White afirma que “pretender que la oración sea contestada siempre en la forma que la deseamos y por la cosa particular que solicitamos, es presunción".[3]

Y por otro lado además,  se soslaya el principio del gobierno de Dios: el “libre albedrio”. Dios tiene demasiado respeto por el ser humano como para intentar controlarnos mediante las situaciones que nos toca vivir. Ni el mismo Dios nos fuerza a nada, como es posible dejarle a Él las decisiones que puedo y debo tomar por mí mismo. En este punto cabe el refrán “A Dios orando y con el mazo dando”.

Sin duda alguna muchos defenderán este punto citando: Lucas 11:9-10

“Por eso os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá".

En primer lugar. El contexto del que habla el versículo, es justamente la oración modelo, El Padre nuestro, y de hecho los versículos siguientes nos muestran la actitud de un Padre celestial amante; sin embargo casi nadie lee con cuidado el versículo 13.

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”

Dice claramente que nuestro Padre celestial dará “El Espíritu Santo; es decir que lo único conveniente; si tuviésemos que “pedir” seria el Espíritu Santo y no casas, novio, esposa, señales.

Recordando la frase “Dios ayúdame a encontrar casa”. Lo correcto sería: "Dios guíame y concédeme sabiduría para elegir la mejor casa”. Esto suena más congruente con el sentido Bíblico de “pedir”. Pablo lo expresa así en Efesios 1:17

“Le pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, es decir, al Padre maravilloso, que les dé su Espíritu, para que sean sabios y puedan entender cómo es Dios”. (BLS)

La cuestión no es el “pedir ayuda a Dios”; reconociendo que es una expresión muy válida, al considerar nuestra situación de “hijos”; el problema de fondo es pedirle que me “encuentre” una casa. Esto mas bien parece a que necesito un evento sobrenatural,que señale la casa adecuada; resulta absurdo y manipulador. Yo tengo que consultar el periódico o internet, salir a “buscarla” y negociar, para decidir la mejor opción, y es en todo ese proceso, cuando necesito guía y sabiduría de Dios. Queda claro entonces que Dios no es un agente inmobiliario que ande buscando casas, ni mucho menos un casamentero, juntando parejas.

Otro elemento es que hay que pedir de acuerdo a su voluntad. Juan 15: 7 dice:

"Pedid todo lo que queréis y os será hecho".

Sin embargo, nos olvidamos del contexto. Inmediatamente antes de esta declaración, Jesús puso una condición: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros", entonces, y solo entonces, podremos pedir, porque todo lo que pidamos estará conforme a la voluntad divina. ¿Y cuál es la voluntad divina? Que seamos salvos, como lo dice Miguel Ángel Nuñez:

 “A menudo nos complicamos con una serie de interrogantes queriendo que Dios nos dé respuestas exactas para nuestras perplejidades y, sin embargo, todo lo que necesitamos saber de Dios él ya lo ha dicho. Quiere que nos salvemos, y todo lo que permite o provoca en nosotros tiene como único fin que dicho objetivo se cumpla".[4]

Si Dios quiere…
Esto me lleva a otra expresión “Si Dios quiere hare…” ¿Dios controla cada aspecto de mi vida?; es decir ¿sabe si hare esto o aquello? Dios no maneja la historia, porque nos da libre albedrio. Cuando yo tengo un concepto lineal de la historia; es decir, pasado, presente y futuro; el peso de la historia no cae en Dios. Cae en el ser humano, así que el ser humano es el que debe decidir por eso tiene el libre albedrío.

La vida no es determinativa. Para Dios todo es presente. Y esto no lo podemos comprender del todo ya que para nosotros el tiempo es lineal, dicho en términos llanos “Dios es”. Dios está en tu pasado, está en tu presente y conoce tu futuro. Tengamos cuidado con el determinismo. No son las condiciones que rodean algún evento son las decisiones del ser humano.



Pero entonces ¿Qué hacemos con el siguiente versículo?

“Más bien, debieran decir: "Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. (Santiago 4:15)

Para contestarlo hay que tener en cuenta, nuevamente, su contexto. Jacobo o Santiago dirige su carta a los miembros de la iglesia, que se estaba dividiendo, y algunos incluso usurpaban el lugar de Dios poniéndose como jueces. El apóstol habla justamente de una forma de arrogancia: la presunción. Advirtió a sus lectores del peligro de la autosuficiencia, la cual no considera las incertidumbres de la vida y ese orgullo los  volvían presuntuosos, y nunca consideraban la voluntad de Dios.

Por lo tanto se trata de una advertencia en contra de la presunción.

Analfabetismo Bíblico.
Como se puede ver, para tratar de explicar, esas frases, folkloricas, hay que analizar el contexto de esos versículos que, aparentemente las justifica. Sin embargo la verdad es que, cuando se trata de hablar de la Biblia, todo mundo sabe y no sirven los teólogos, pastores ni nadie, y en esa actitud, aun algunos afirman que “sólo vale lo que cada uno descubre”, es decir lo que cada uno opina. Es interesante la presunción de creer que sólo la fe es suficiente para saber y ser docto en la Escritura, esto es simplemente necedad,lo he visto muchas veces en los miembros de grupos disidentes y aun en miembros aparentemente consagrados y estudiosos.

Estos “cristianos” cuando se les pide argumentos sus “argumentos” son citas bíblicas, generalmente un versículo tras otro, a menudo fuera de contexto textual, histórico y lógico. Un cúmulo de citas de Elena de White, como si ella fuera la última palabra., si en verdad fueran “sinceros al estudiar, notarían que, no hay ningún libro u artículo de la autora donde ella autorice un uso de sus escritos de esa forma. Por el contrario ella misma señalo acerca de esto[5]:

“Los que reciban los Testimonios [así se refería ella a sus escritos], como mensaje de Dios serán ayudados y bendecidos por ellos; pero aquellos que toman ciertas partes, simplemente para sostener alguna teoría o idea de su propia factura, para defender su conducta errónea, no serán bendecidos y beneficiados por lo que enseñen. (Testimonios para los ministros, 42).

Conclusión
Nuestra forma de vida y “vivencias” como cristianos, está basada en la Biblia. Creo necesario decir entonces que, el folklor religioso, es el resultado de la necedad y la ignorancia, específicamente en este aspecto: La Palabra de Dios, o mejor dicho, su la mala comprensión.

Todas estas frases surgen de una idea equivocada de Dios. Tengamos cuidado en afirmar “esto dice la Biblia”, porque puede ser nuestra propia idea subjetiva, provenientes de influencias calvinistas como el determinismo.

Evitemos andar a oídas. La repetición de lo que otros dicen e interpretan de la Palabra de Dios, o lo que yo creo que dice, no es la verdad. La mayoría de las ocasiones sacamos de contexto lo escrito y con mayor razón lo escuchado, tengamos sumo cuidado. La única verdad licita, no es la verdad tradicionalista, es la verdad bíblica. Y esa es la que hay que enseñar.

Esto me desafía a poder estudiar, escudriñar y pedir al Espíritu santo (lo único que conviene pedir)que nos ayude para poder enseñar la verdad de Cristo, y ¿Cuál es? La gracia y solo la gracia.

Referencias:

[1] http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/villoro/mapas/mex-ven02.html

[2] El Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA) funciona en México como valor de referencia para que la población de grandes ciudades como el Distrito Federal comprenda los niveles de contaminación del aire que prevalecen en su zona de residencia o trabajo.


[3] Elena G. de White, El camino a Cristo (Fénix, AR.: Inspiration Books, 1979), 69

[4] http://alpasarlashoras.blogspot.com/2010/04/la-oracion-y-la-voluntad-de-dios.html

[5] Conceptos tomados de: http://alpasarlashoras.blogspot.com/2012/01/de-que-palabra-de-dios-hablamos.html con la autorización del autor.

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